Viernes de la decimonovena semana de Tiempo Ordinario. San Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 3-12
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:
«¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?».
El les respondió:
«¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Ellos insistieron:
«¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?».
Él les contestó:
«Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer – no hablo de unión ilegítima – y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron:
«Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo:
«No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».
Santa Atanasia
También se celebra la festividad de los Santos: Maximiliano Kolbe, presbítero y mártir, Patrono de los radioaficionados; Calixto, Marcelo, obispos y mártires; Eusebio, confesor; Betario, obispo; Eglón, Félix, Juniano, Marcelo, Rioveno, Ursicio, Demetrio, Tarsicio, mártires; Venenfrido, presbítero; Atanasia, viuda; Everardo, abad.
Pasó toda su vida en la isla de Egine (Grecia) en el siglo IX. A pesar de que aspiraba a la vida religiosa, se casó dos veces. La primera porque sus padres le obligaron a casarse con un joven rico y vivieron felices hasta que murió asesinado mientras defendía el puerto de Egine. Con su nuevo esposo, dedicaba tiempo para la oración y en socorrer a los pobres y abandonados. Vivieron de esta forma hasta que la edad y las fuerzas se lo permitieron. Cuando vieron que la muerte se avecinaba, se separaron. Anastasia se quedó en casa, convertida en la práctica en un convento y el marido abandonó la isla y entró en un convento en el que murió meses más tarde.