Opinión de Francisco Gil Solano
Casi sin darnos cuenta llegó el 29 de julio, día en el que los hermanos de la Asociación Parroquial de jóvenes de la Coronación nos íbamos de viaje a Burgos. Han sido dos meses en los que, sin que nos diésemos cuenta, los más mayores nos preparaban el cuerpo para lo que en este viaje íbamos a vivir. Aunque, como decía alguien muy querido por todos los jóvenes, nadie se esperaba el derroche de amor que ha tenido el Señor con nosotros en este viaje.
A las 7 de la mañana habíamos quedado en la estación de autobuses para recorrer casi 800 kilómetros en un solo día. No fue hasta las 14,15, cuando llegamos a Salamanca. Allí tan solo hemos podido conocer algunas de las millones de maravillas que, supongo, habrá. El Señor quiso, que el Padre Francisco Varela celebrara la Eucaristía en el mismo sitio donde se había formado antes de ser ordenado en Jerez justo un año antes, y además, quiso que lo hiciera con nuestra compañía.
A las 10,30 de la noche, más o menos, llegabamos al Hotel Milagros, en el pueblo que lleva ese mismo nombre. Allí pudimos descansar, unos más que otros. Los más mayores pudimos degustar una copita del vino de la tierra, el «Ribera del Duero».
El sábado fue el día gordo. Nos desplazamos hasta el pueblo de La Aguilera. Allí hay un Monasterio en el que se alojan más de 200 monjas. Pertenecen a una nueva Congregación apoyada por el Santo Padre desde hace a penas 2 años. Resulta que estas hermanas son criticadas por un gran sector de la Iglesia porque antes eran Clarisas y cambiaron su Congregación para fundar Iesu Communio. Yo invito a todo aquel que las critique a que vaya a visitarlas y hablar con ellas. Estoy seguro de que se enamorará de aquel lugar, al igual que las 51 personas que nos cruzamos España entera para ir a conocerlas.
No es normal que la media de edad en el Convento, habiendo más de 200 hermanas, sea de a penas 25 años. No es normal que muchas de las hermanas tengan estudios universitarios como Fisioterapia, Enfermería, Arquitectura, etc. No es normal que haya hasta cinco hermanas de sangre llevando una vida religiosa en este Convento. No es normal que una monja te diga que antes de serlo no creía en Dios y era una joven como otra cualquiera de las que nos podemos encontrar por ahí. No es normal que una niña con 17 años tuviese claro que su camino era entrar en la comunidad Iesu Communio desde que tenía tan solo 15 años. Nada de esto es normal, todo es un milagro y una maravilla del Señor. Estas hermanas tienen asombrado a medio mundo, sin dejar atrás al Santo Padre Benedicto XVI.
Esa noche del sábado todos dormimos con la imagen, los cánticos y los bailes de las hermanas de Iesu Communio. Al día siguiente, salimos temprano en el autobús hacia el Valle de los Caídos, una maravilla que el Señor, y no otra persona de la historia, quiso que se pusiera en España como monumento a los caídos en la Guerra Civil y para mostrar lo absurdo de la guerra.
El Señor, por alguna razón que él la sabrá, también quiso que no llegáramos a tiempo a Villamartín para ver la final de la Eurocopa. Yo no sé mis hermanos de la Asociación, pero yo si he entendido lo que el Señor ha querido decirnos con esta decisión. El partido tuvimos que seguirlo como pudimos en el autobús, con la radio, con la retransmisión en un móvil dos minutos retrasada, etc. Pero el Señor quiso que el partido lo siguiéramos juntos y con un derroche de amor que no es normal.
Me decía una de las hermanas de Iesu Communio que una amistad anclada en Dios, es una amistad irrompible, una amistad para toda la eternidad. El Señor quiso que todos juntos siguiéramos el partido juntos, con los pobres medios de los que disponíamos, pero amándonos unos a los otros. Un amor que, sin duda, se sembró hace algún tiempo cuando iniciamos la Asociación, y que ya está dando su fruto. Eso es lo que nos quería decir el Señor.
Doy las gracias a todos los que han hecho posible esta experiencia. Espero que en Octubre, cuando la Asociación de comienzo al nuevo curso, nos volvamos a encontrar todos para vivir muchas más experiencias como esta.
Gracias a todos de corazón.
Buenas tardes
Ante todo agradecer a Dios los momentos convividos con las hemanas IESU COMMUNIO. Es verdad que al entrar en el locutorio,donde nos recibieron,se notaba algo especial.Algo unico no se como explicarlo con palabras,se respiraba mucha alegria y mucho amor.No se como explicarlo pero era algo muy especial,algo unico.Yo creo que tendremos un antes y un despues,despues de vivido en el monasterio.Por otra parte agredecer a nuestro vicario y consejero espiritual D.Francisco Varela como se a borcado con todos nosotros, MUCHAS GRACIAS D.FRANCISCO
Por cierto, os invito a comentar vuestras vivencias en Burgos en este espacio y así vamos compartiéndolas. ¡¡¡Adelante!!! muchos disfrutarán y aprenderán con tu aportación generosa.
Me alegra mucho poder leer este testimonio de la vivencia del viaje a Burgos.
Realmente ha sido un derroche de generosidad por parte de Dios a través de las personas que nos hemos encontrado. Las Hnas. de Iesu communio han sido grandes instrumentos de Dios para con todos. Han derrochado generosidad poniendo sus vidas a nuestro servicio para que pudiéramos disfrutar de un fuerte encuentro con Cristo. Espero que sea el primero de muchos otros viajes donde podamos disfrutar de Cristo y demostrar que Él es el único centro de nuestras vidas. Éste ha sido un viaje que sirva de comienzo de nuestra vida en Cristo dentro de Villamartín, ahora tenemos que entregar lo que nos hemos traído a los demás: «lo que hemos recibido gratis, hemos de darlo gratis».
Ahora tenemos que seguir caminando para que el curso que viene, en octubre, comencemos con fuerza y multipliquemos nuestra labor apostólica.
Pero, no os despistéis, tenemos que vernos durante el verano para hacer algo juntos y no perder el contacto. Se admiten sugerencias.
Un abrazo a todos y gracias por este fin de semana.