Miércoles de la decimoctava semana de Tiempo Ordinario
Mujer, qué grande es tu fe
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28
En aquel tiempo, Jesús se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando»
Él les contestó:
«Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acerco y se postró ante él diciendo:
«Señor, ayúdame».
Él le contestó:
«No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella repuso:
«Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».
En aquel momento quedó curada su hija.
San Cayetano
“En el oratorio rendimos a Dios el homenaje de la adoración, en el hospital le encontramos personalmente», solía decir San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, cuya fiesta se celebra cada 7 de agosto.
San Cayetano nació en Vicenza (Italia) en 1480. Estudió en la Universidad de Padua, distinguiéndose en la teología y doctorándose en derecho civil y canónico.
Su inquietud vocacional lo llevó a Roma, donde al poco tiempo fue nombrado secretario del Papa Julio II. A la muerte del Pontífice quiso prepararse para el sacerdocio y es ordenado en 1516, a los 36 años.
Fundó en Roma la “Cofradía del Amor Divino”, asociación de clérigos que promovía la gloria de Dios. Luego ingresó en el Oratorio de San Jerónimo que seguía la misma línea de la obra que había fundado, pero que incluía además a laicos pobres.
Sus amigos se molestaron por esta decisión ya que consideraban que no debía estar allí alguien de alcurnia como él, pero el Santo siguió adelante, atendiendo incluso a pacientes con enfermedades que muchos despreciaban.
Sus amigos se molestaron por esta decisión ya que consideraban que no debía estar allí alguien de alcurnia como él, pero el Santo siguió adelante, atendiendo incluso a pacientes con enfermedades que muchos despreciaban.
El Papa Francisco, incluso desde que era Cardenal, le tiene un cariño especial y en Argentina el santo es muy querido. Son numerosos los peregrinos que van a venerarlo en el templo en honor de San Cayetano del barrio porteño de Liniers (Buenos Aires).
Allí los fieles y devotos, cada año, le piden pan y trabajo y le agradecen lo que se les ha dado por su intercesión ante Dios.