Sábado de la segunda semana de Navidad
Lectura del santo Evangelio según San Juan 3, 22-30
En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea, se quedó allí con ellos y bautizaba.
También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salín, porque había allí agua abundante; la gente acudía y se bautizaba. A Juan todavía no le habían metido en la cárcel.
Se originó entonces una discusión entre un judío y los discípulos de Juan acerca de la purificación; ellos fueron a Juan y le dijeron:
«Rabí, el que estaba contigo en la otra orilla del Jordán, de quien tú has dado testimonio, ese está bautizando, y todo el mundo acude a él».
Contestó Juan:
«Nadie puede tomarse algo para sí si no se lo dan desde el cielo. Vosotros mismos sois testigos de que yo dije: “Yo no soy el Mesías, sino que me han enviado delante de él.» El que tiene la esposa es el esposo; en cambio, el amigo del esposo, que asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada. Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar».
San Benito Biscop
Nace hacia el año 629 en Oswy (Reino Unido) en el seno de una familia noble. A los veinticinco años se siente llamado por Dios a retirarse del mundo. Viaja a Roma y a su vuelta se dedica por entero al estudio de la Biblia y a la piedad. Realizará este viaje otras cuatro veces, pues la ciudad eterna le atrapa y desea quedarse a vivir allí. Pero el destino le tiene reservada Inglaterra. Llega a abad del monasterio de Canterbury y se convierte en un gran relanzador de la religión cristiana en la isla. Muere tal día como hoy en el año 690.