También contaron con los comentarios de Enrique Sánchez García, secretario de la junta parroquial y hermano mayor de la borriquita en 1987
Invitado por la hermandad del Prendimiento, Francisco Gil Rodríguez y Enrique Sánchez García, entablaron un interesante diálogo con los asistentes, ávidos de conocer de primera mano lo acontecido en 1987, cuándo no hubo procesiones en Villamartín.

El acto presentado por el cofrade del Prendimiento, Manuel Gil Solano, dio paso a la intervención de Enrique Sánchez García, quien por motivos de distancia lo hizo a través de video conferencia.
Enrique Sánchez, quien en una exposición muy pedagógica, trasladó el espiritu de la entonces Junta Parroquial de abrir el debate en nuestra parroquia, sobre la situación que las hermandades de Villamartín atravesaban en aquella época.
Todo el mes de febrero de aquel no tan lejano 1987, hizo falta para que las hermandades aceptarán suspender sus salidas procesionales, hasta tanto estas no estuvieran acordes con la normativa diocesana dictada por el entoces Obispo de la Diócesis, Don Rafael Bellido Caro, primer Obispo de Asidonia Jerez.
Las hermandades en aquellos años, carecían de estatutos, censo, etc, solo las Montañas y una de semana Santa, poseían los antes dichos documentos completamente aprobados por el obispado. De ahí que la Junta Parroquial se brabagara para que todas estuvieran acordes con lo dictado por el Señor Obispo.
Con la recién creada diócesis, las hermandades no sólo de Villamartín, sino de toda la diócesis, debían adaptarse a la naciente normativa. En Villamartín, según comentaron ambos ponentes, tan sólo dos hermandades cumplían los requisitos, pero que ha regañadientes optaron por ser solidarios con el resto y tampoco salir en semana Santa de 1987. Aunque tan sólo fue una de semana Santa la que, aun teniéndolo todo adaptado y en regla, se unió al resto en la decisión de no salir, pues la otra era la de las Montañas que, al tener todo en regla y ser de gloria, celebrando su Romería en septiembre, nada tenía que ver en este caso, quedando al margen.
Tan grave era el asunto, que alguna de nuestras hermandades mas señeras hoy estuvieron al borde de la disolución. Hizo falta trabajar todos a una, y poco a poco, todas se reorganizaron con su adaptación total a la normativa diocesana.
Todas firmaron un documento dirigido a hermanos y pueblo en general, explicando por que aquel año no habría procesiones en Villamartín. Sí hubo cultos de todas ellas, incluso el Vía Crucis oficial y la tracional procesión de oalmas, pero sin desfiles procesionales los días de semana Santa.
También nació en aquel año el primer consejo de Hermandades y Cofradías, quien le tocó dirigir aquel complicado debate, y del que fue su primer presidente, nuestro finado hermano, Miguel Gil Reguera.
Ya en la semana Santa de 1988 tan sólo la de las Angustias hizo estación de Penitencia, por tener ya desde 1987 sus requisitos con la normativa competos; y lo hizo completamente reformada, dos banderas de su cortejo recuerdan la reorganización de la corporación de las Angustias en 1987. Después, y poco a poco lo fueron haciendo el resto, hasta llegar a nuestros días, por ello hoy nos alegramos de tan sabia y consensuada decisión, pero como dijo Paco Gil el sábado en la casa de hermandad del Prendimiento, no hay que bajar la guardia y seguir siempre trabajando acorde con la normativa.