Entre otros motivos, para convertir criminales y corruptos. La bula presentada oficialmente explica los propósitos del Papa y de la Iglesia en este Año Santo Extraordinario
Por Ary Waldir Ramos Díaz. Fuente: @Aleteia
El Papa Francisco, este sábado 11 de abril en la Basílica Vaticana, presidió las primeras vísperas del Domingo de la Misericordia en ocasión de la entrega y la lectura de la Bula Misericordiae vultus para la convocatoria del Jubileo Extraordinario de la Misericordia que se abrirá el próximo 8 de diciembre y concluirá el 20 de noviembre de 2016.
“La palabra del perdón pueda llegar a todos”
El Pontífice exhortó a la conversión “a los hombres y mujeres que pertenecen a algún grupo criminal, cualquiera que este sea”.
Asimismo, explicó que los sacerdotes del mundo tendrán el mandato del Papa para perdonar “a todas las personas promotoras o cómplices de corrupción”.
La bula del Jubileo es un documento fundamental para conocer el espíritu con el que ha sido convocado, las intenciones y los frutos esperados por el Papa Francisco.
“No caigáis en la terrible trampa de pensar que la vida depende del dinero y que ante él todo el resto se vuelve carente de valor y dignidad. Es sólo una ilusión”, dijo el Regente de la Casa Pontificia, monseñor Leonardo Sapienza, Protonotario Apostólico, quien leyó en presencia del Papa algunos extractos del documento oficial de convocatoria del Año Santo extraordinario.
¿Por qué hoy un Jubileo de la Misericordia?
Posteriormente, el Santo Padre presidió la celebración de las Primeras Vísperas del Domingo de la Divina Misericordia.
El Papa Francisco justificó la convotaria del Jubileo “porque la Iglesia, en este momento de grandes cambios históricos, está llamada a ofrecer con mayor intensidad los signos de la presencia y de la cercanía de Dios. Éste no es un tiempo para estar distraídos, sino al contrario para permanecer alerta y despertar en nosotros la capacidad de ver lo esencial”.
“Es el tiempo – continuó- para que la Iglesia redescubra el sentido de la misión que el Señor le ha confiado el día de Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre (cf. Jn 20,21-23)”.
“Por eso el Año Santo tiene que mantener vivo el deseo de saberdescubrir los muchos signos de la ternura que Dios ofrece al mundo entero y sobre todo a cuantos sufren, se encuentran solos y abandonados, y también sin esperanza de ser perdonados y sentirse amados por el Padre”, añadió.
“Un Año Santo para sentir intensamente dentro de nosotros la alegría de haber sido encontrados por Jesús”.
“Un Jubileo para percibir el calor de su amor cuando nos carga sobre sus hombros para llevarnos de nuevo a la casa del Padre.
Un Año para ser tocados por el Señor Jesús y transformados por su misericordia, para convertirnos también nosotros en testigos de misericordia”, explicó el Papa Francisco.
Es el tiempo favorable para curar las heridas, para no cansarnos de buscar a cuantos esperan ver y tocar con la mano los signos de la cercanía de Dios, para ofrecer a todos, a todos, el camino del perdón y de la reconciliación.
Que la Madre de la Divina Misericordia abra nuestros ojos para que comprendamos la tarea a la que estamos llamados; y que nos alcance la gracia de vivir este Jubileo de la Misericordia con un testimonio fiel y fecundo.
El Papa pide al Dios de la misericordia por los cristianos perseguidos
El Pontífice recordó que la paz “sigue siendo el deseo de tantos pueblos que sufren la violencia inaudita de la discriminación y de la muerte, sólo por llevar el nombre de cristianos”.
“Nuestra oración se hace aún más intensa y se convierte en un grito de auxilio al Padre, rico en misericordia, para que sostenga la fe de tantos hermanos y hermanas que sufren, a la vez que pedimos que convierta nuestros corazones, para pasar de la indiferencia a la compasión”.