VillamartínCofrade.com Sentimiento Cofrade…
Related Articles
Francisco Gil: «La devoción es una cosa muy íntima y personal, y que cada uno la vive a su manera»
Leer en Cuadrillasmartingomez.com
¿Qué te motivó para ser costalero?
Me vienen flashes de los primeros años de mi vida, cuando mi padre era costalero de la Virgen de las Angustias de Villamartín. Recuerdo ensayos en los que algunos de los costaleros de aquella cuadrilla me cogían y me metían debajo del paso mientras ensayaban y yo iba caminando como ellos, como si mi pequeña molía fuese acariciando la trabajadera. Recuerdo un grupo de hombres que se reunían a menudo durante todo el año, como si de una familia se tratase, una cuadrilla muy unida de la que yo me sentía miembro a mi corta edad. Recuerdo que cuando me preguntaban que a que me quería dedicar cuando fuera mayor, yo contestaba que quería ser costalero. Recuerdo, ya con algo más de edad, aquellas salidas de la Hermandad de la Vera-Cruz desde San Juan de los Caballeros, con aquella elegante y curiosa manera de llevar ambos paso que tenía Martín Gómez Moreno y su gente, y que tan de moda está hoy en día. También recuerdo la primera vez que vi al Señor de Santiago, del que tanto me había hablado siempre mi padre, pasando por Tornería bajo ese gran olivo y con el grito de “Viva el Prendi” de sus costaleros. Recuerdo el espiritu costalero en mi ser desde que se me concedió la vida.
¿Qué recuerdos tienes de la primera vez que te metiste bajo un paso?
La primera vez que me metí debajo de un paso la tengo muy presente, fue en el año 2008, cuando aún no había cumplido los 17 años. Yo tenía claro que el primer paso que cargaría sería el de la Virgen de las Angustias de mi Villamartín natal. Mi familia ha estado ligada a esta Hermandad desde su refundación en el año 1953, y no podía ser otra. Me informé de cuando comenzaban los ensayos y me presenté en el primero con la vieja molía de mi padre. Después de un buen rato de ajustes, conseguí entrar en la cuarta trabajadora junto a Juan Salas, alguien a quien no conocía de nada y que ahora es un gran amigo. Ese día no ensayamos, así que dieron la fecha para la próxima cita, a partir de ahí los nervios me invadieron. Llegó el día del primer ensayo y nada más levantar el paso comenzó a sonar en la radio “Caridad del Guadalquivir”, fue increible. Sentí algo que aún hoy, después de 5 años, no se explicar. Cada vez que escucho esa marcha, siento algo especial.
¿Crees que deberíamos recuperar el sentido de penitencia que tenía antes el costalero?
Lo más acertado que he oído en toda mi vida con respecto a este tema, fue la frase que nos dijo el gran Miguel Jaen Torres el lunes santo de 2012, momentos antes de meternos debajo del palio de María de la Paz y Concordia, “nuestra penitencia es esperar este día durante todo un año, hoy hay que disfrutar”. Pienso que la devoción es una cosa muy íntima y personal, y que cada uno la vive a su manera, siempre y cuando tengamos claro que nuestro oficio va más allá de los intereses propios que nos lleven a meternos debajo de un paso. El principal objetivo que tiene que buscar un costalero y/o una cuadrilla es el de caminar de forma que la imagen de Cristo o María transmita a los fieles y devotos que están en la calle viéndolos, para evangelizar todo lo que no está evangelizado. Las Cofradías son un punto de unión con mucha gente que no tiene ningún otro tipo de vínculo con la Iglesia, y que de esta forma están cerca de Dios, aunque no lo sepan o no lo quieran saber.
¿Cuáles son tus sentimientos antes, durante y después de sacar una cofradía a la calle?
Antes de sacar una cofradía a la calle me siento nervioso, inquieto, hay momentos en los que estoy alegre y momentos en los que estoy triste, pienso en si todo saldrá bien o si surgirá algún problema que estropee ese día tan esperado. Es un estado en el que se pasa muy mal y en el que las horas del reloj van muy lentas hasta que llega la hora.
La cofradía en la calle es muy diferente, ya se han ido los nervios, vas disfrutando sabiendo que las horas de ensayo están dando sus frutos, y vas esperando que lleguen los momentos intensos, esos momentos en los que comienzan a pasársete por la cabeza momentos, personas y/o cosas de tu vida. Entonces es cuando se te hace un nudo en la garganta y te desahogas tranquilo, sabiendo que Dios está sobre ti, sabiendo que no estás solo y que tienes un camino que seguir en tu vida, por muy bien o por muy mal que te vallan las cosas Cristo y su Madre están ahí cuidándote siempre.
Lo mejor que se puede sentir después de haber sacado un paso a la calle es satisfacción, si sientes eso quiere decir que todo ha salido bien. Te sientes bien contigo mismo, como si estuvieras en una nube, estás deseando sentarte con los demás para comentar los mejores momentos en la calle y te guardas en tu corazón los momentos que has vivido con Dios, esos momentos que solo tu Él y sabéis que han existido.
No soy nadie para exigir nada a ninguna junta de gobierno. Lo que si pienso es que las cuadrillas son parte importantísima de nuestras Hermandades, son las que van a dar vida a las imágenes titulares. Hay lugares en los que esto no es importante, porque las tradiciones son diferentes y los momentos intensos se sacan de otras maneras sin necesidad de ensayar tanto, pero aquí si. Aquí los momentos intensos se sacan con el caminar del paso, dando vida a la imagen. Por eso pienso que las juntas de gobierno deben de oír las propuestas que el capataz y su equipo, que son los responsables de que todo salga bien, crean que son necesarias para llevar a cabo su tarea.
Antes he comentado la primera vez que me metí debajo de un paso y he contado lo especial que fue, siendo además bajo la titular de mi Hermandad de toda la vida. Pero hay otros momentos, como por ejemplo la Procesión extraordinaria de la Virgen de las Montañas de Villamartín en 2010, con motivo del XXV aniversario de su coronación. Ese día pude cargar junto a mi padre, y junto a los demás costaleros que de pequeño me metían bajo el paso de la Virgen de las Angustias en los ensayos. También fue muy bonito cuando Martín Gómez Moreno me igualó en el palio de las Lágrimas. Martín es un ejemplo a seguir para mí por su forma de ser y de llevar los pasos, él dice y hace lo que siente cuando está delante de un paso, sin importarle el qué dirán, y eso siempre te da ese plus de emoción para que disfrutes del gran día.
Las anécdotas vividas son incontables, yo siempre me quedo con los amigos que se hacen en una cuadrilla. En los ensayos no solo se habla de costalería o de cofradías, cuando vas profundizando con los demás costaleros descubres que hay muchas cosas en común entre tu y muchos de los demás. Hablas de deporte, de música, de tus problemas, de tus alegrías, incluso de trabajo, ¿a quién no le ha salido unos días de trabajo en un ensayo?
¿Qué cofradías sacas a la calle actualmente?
Actualmente tengo la suerte de sacar por las calles de Jerez a la Reina del Transporte y la Virgen de las Lágrimas, dos palios muy diferentes pero muy grandes y con muy buena gente. En Villamartín soy capataz del Señor Cautivo de los Reyes, con una cuadrilla muy joven pero muy fina y prometedora, y de las Angustias, en la que se está haciendo un gran trabajo también.
¿Cuál ha sido tu mejor momento de esta pasada Semana Santa?
Sin duda la salida de las Angustias, ha sido mi primer año como capataz. Llevava mucho tiempo esperando ese momento y han sido 4 ensayos muy duros en los que ha habido que convencer a mucha gente que no confiaba, pero el trabajo bien hecho se hizo notar. Sin duda estoy muy satisfecho por el trabajo realizado en las 4 cofradías que he sacado en la Semana Santa 2013.
¿Qué es lo primero que haces al entrar bajo un paso?
No tengo ningún tipo de ritual. Entro cuando me toca y en esos instantes antes de levantar el paso pienso, o rezo, o pregunto a los que están a mi lado si están nerviosos. Una vez que el martillo suena me pongo las pilas y a darlo todo.
¿Qué valora más en una cuadrilla?
Lo que más valoro en una cuadrilla es la transparencia de la gente que conforma la misma. Pienso que los problemas que puedan surgir entre los costaleros o con el capataz o con la junta de gobierno o con quien sea, se deben hablar entre todos, a la cara, y con respeto, es la única manera que conozco para que todo salga bien. Cuando hay alguien que en los bares habla o critica de algún otro, oscurece la transparencia y la cuadrilla deja de ser una piña. Hay que ir todos a una, y mientras mejor se conozcan las personas que forman la cuadrilla, mejor será el ambiente y mejor irá todo.
Y después de la trabajadera… ¿Qué?
Una cerveza por supuesto, el ensayo o la salida debe terminar con una copa de por medio. Ahí se intercambian opiniones y nos acercamos más los unos a los otros. Vemos las carencias y las virtudes de la cuadrilla.
Finalmente, ¿qué reflexión le merece el mundo de la costalería hoy por hoy?
Creo que en la costalería actual hay una falta de formación cristiana muy grande. Hay mucha gente que ni ellos mismos saben verdaderamente el motivo real que le lleva a meterse debajo de un paso. Siempre digo, que aunque no nos demos, o no nos queramos dar cuenta, el ser costalero es una vocación, como cualquier otra. El que es costalero estaba predestinado a serlo. Pienso que para seguir evolucionando satisfactoriamente con la costalería habría que ahondar más en la enseñanza de conocimientos cristianos, ya que las salidas procesionales son catequesis plásticas. Por lo tanto, considero que si los costaleros llevamos las imágenes que salen a evangelizar, deberíamos conocer el Evangelio y lo que nos dice Jesús.
