El Simpecado llegaba a la ermita, haciendo los últimos metros entre un bonito paseo de caballistas, y las carrozas aparcaban a las puertas del santuario para que los romeros que venían en ellas, y los que llegaban a pie, se adentraran en el templo para escuchar la misa romera más esperada. Momentos de gran devoción y sentimiento durante la celebración del nacimiento de la Virgen, que es la festividad que se celebra cada ocho de septiembre, y nervios a la hora de bajar a la Santa desde su pedestal para adentrarla entre sus fieles.

Pasan las 13 horas y el repique de campanas anuncia el reencuentro con la Señora de Villamartín. El sonido romero que aportan los tamborileros acompañan los pasos de tan adorada imagen entre la muchedumbre, que va abriéndole hueco pero sin apartarse demasiado para poder contemplar a la Virgen Chiquita. Villamartín ya está unido a su Señora pero el leve recorrido de la misma por el paraje que hay junto al templo, donde las familias pasaban el día, concluyó en pocos minutos. Entre gritos y muestras de devoción, la Virgen volvió a su templo, dando el primer paso para el reencuentro en 2013.