Hoy, justo una semana después del Viernes Santo y dos semanas después del Viernes de Dolores, me atrevo a escribir unas líneas y enviarlas a este medio de comunicación que tanto bien hace a las Cofradías de Villamartin.
En primer lugar, quiero comenzar dando gracias a los costaleros. Vuestro compromiso, sacrificio, lealtad y amor hacia la Madre de las Angustias y hacia el Señor de la Misericordia, son las claves para que estas benditas imágenes lleguen a sus devotos, que cada año esperan ansiosos en la calle para poder rezarle y pedirle lo que solo ellos saben.
Este año lo voy a definir como emocionante.
La primera Salida Procesional de Ntro. Padre Jesús de la Misericordia en su Prendimiento abrió mi Semana Santa de forma espectacular, como si de una película de Johnny Depp se tratase. Sólo espero que para ustedes, los costaleros, fuera al menos una cuarta parte de lo emocionante que fue para mí. Os aseguro que con vuestros izquierdos y costeros envolvisteis al barrio de la Coronación, fundiéndolo de esta manera con su Cristo, el que es Rey legítimo de ese barrio desde el 26 de abril de 2014, y que el pasado Viernes de Dolores fue coronado como tal.
Por otro lado, todos los Viernes Santo de mi vida han sido especiales, pero lo cierto es que tengo que decir que para mí este ha sido el más especial. El cumplir un lustro al frente del llamador del paso que hace las veces de Altar de la Virgen, hace que las bases de esa cuadrilla estén más que asentadas, y el que la conoce desde dentro sabe que es una auténtica familia donde no hay edad, situación personal ni absolutamente nada que haga que alguien sea más que cualquier otro. Del trabajo costalero mejor no hablo, porque no encuentro palabras lo suficientemente apropiadas para definir el caminar de la cuadrilla durante el Viernes Santo 2017. Sois increíbles, y ojalá esto pueda vivirlo todos los Viernes Santos de mi vida.
Por supuesto, tengo que dar las gracias a la Junta de Gobierno de la Hermandad de las Angustias por confiar en mí y en mi gente un año más, y a la Junta Organizadora de la Agrupación Parroquial y a todos los hermanos que ayudan en absolutamente todas las locuras que a estos se les ocurren, porque sé de buena tinta lo que ha costado, lo que está costando y lo que va a costar, y de mejor tinta aún conozco la personalidad que define a los hermanos de esta Corporación. Tres características principales: la primera, quererse como hermanos; la segunda, no venirse abajo jamás; y la tercera, superarse año tras año.
Por último agradecer a nuestros sacerdotes, Don José, Don Francisco y Don Juan, por aconsejarnos siempre cuando vamos a equivocarnos, por darnos ese empujoncito cuando creemos que no podemos y por felicitarnos cuando lo hacemos bien.
Ahora sólo nos queda soñar, e ir tachando días hasta una nueva Cuaresma.