Como colofón a las jornadas que la hermandad de la Borriquita, ha dedicado a rememorar los 25 años desde su reorganización en 1991, y después de que la Junta Parroquial de 1987 decidiera que todas las corporaciones de la localidad, se organizaran acorde con lo disciplinado en la normativa diocesana de hermandades y cofradías, se descubrió un retablo cerámico de Nuestra Señora de los Reyes, que bendijo nuestro párroco emérito Don José Manuel Álvarez en un entrañable acto celebrado el domingo 20 de noviembre, festividad de Cristo Rey y jornada también, en la que la dicha hermandad celebraba su Función Principal de Instituto.
El retablo ha sido realizado en los talleres municipales de cerámica de Villamartín, y donado por el Ayuntamiento de la Villa, quien ha querido estar presente en la celebración de la popular hermandad del Domingo de Ramos villamartinense. El autor, como no podía ser de otra manera, ha sido el director de dichos talleres, Antonio Linares Rodríguez, fiel precursor de tan noble arte en la localidad desde 1982.
Los talleres de cerámica de Vilamartín se organizan haya por el lejano 1982, cuando Antonio Linares Rodríguez llega a un acuerdo con el Ayuntamiento de la época presidido por Antonio Pérez Vidal y AFANAS, quien tenía un horno que utilizaba para sus terapias ocupacionales con los chicos y chicas, que eran atendidos en la veterana asociación. Fue en 1984 cuando el citado taller, ubicado entonces en la alameda, se abre a la ciudadanía creando una tremenda expectación, de ahí que el arte de la cerámica a mano alzada y a cuerda seca, tenga tantos y tantas artistas en Villamartín.
Ya en en 1989 el Ayuntamiento de Villamartín presidido entonces por Carlos Holgado Morilla, fue beneficiario de una Escuela Taller que se denominó «Escuela Taller San Francisco», y que dirigió el técnico de la localidad Miguel Ángel Gómez Hinojo y que pretendía, como así ocurrió, rehabilitar el bonito claustro y el viejo colegio de San Francisco, en una habitáculo propio para el desarrollo de actividades culturales en la localidad. Entre los módulos de aprendizaje que incluía la escuela taller había uno de cerámica, siendo su monitor Antonio Linares Rodríguez que junto a los alumnos de la escuela taller, realizaron todos los azulejos de San Francisco, los que hoy se pueden disfrutar en los zócalos de claustro por ejemplo, además la solería de mármol del claustro proviene de la Iglesia Parroquial, que estando en obras en 1991 el ayuntamiento de Villamartín adquirió a la parroquia, al objeto de contribuir en las obras de restauración del primer Templo de Villamartín.
Para esa escuela taller se adquirió un horno de proporciones considerables que, una vez finalizada la escuela taller, continuó siendo el horno donde los artesanos y artesanas de la cerámica de Villamartín, y que son muchos, aprenden y desarrollan el peculiar arte de la cerámica artística.