Informa: Aleteia
El Papa antes de viajar envió un vídeo mensaje a los coreanos, donde manifestó: “Los jóvenes son las víctimas de la crisis moral de nuestro tiempo”
Cuando el Papa Francisco aterrice el próximo 13 de agosto en el aeropuerto de Seúl se encontrará en un país donde crece el número de católicos a la par de su economía, una de las más pujantes en estos momentos.
Los coreanos son un pueblo muy religioso que a menudo combinan dos creencias. Por ejemplo, el 15% son de animistas y seguidores de religiones tradicionales, el otro 15% de budistas, y el 11% de confucionistas mezclan las tres ramas de espiritualidad oriental. Además, otro 15% se adhiere a distintas sectas, como es el caso de la potente Moon, que celebra matrimonios colectivos con varios cientos de parejas, y, aunque hablan de Jesucristo, no puede considerarse cristiana (Aleteia).
Antes de viajar el papa Francisco se dirigió a los coreanos en un vídeo, transmitido por KBS con motivo de su inminente viaje a Corea del Sur, donde el Santo Padre manifestó su preocupación por los jóvenes: “Los jóvenes son las víctimas de la crisis moral de nuestro tiempo”, “Los jóvenes son portadores de esperanza y energía para el futuro; pero son víctimas también de la crisis moral y espiritual de nuestro tiempo. Por esto quisiera anunciar a ellos y a todos, el único nombre por el cual podemos ser salvados: Jesús, el Señor”, afirmó el Papa Francisco en el video mensaje. transmitido por KBS con motivo de su inminente viaje a Corea del Sur.
El Papa Francisco habló del papel de los ancianos como custodios de fe. “Queridos hermanos y hermanas coreanas, la fe en Cristo ha puesto raíces profundas en sus tierras y ha traído frutos abundantes. Los ancianos son los custodios de esta herencia: sin ellos los jóvenes hubieran sido privados de la memoria.
«El encuentro entre los ancianos y los jóvenes es garantía del camino del pueblo. Y la Iglesia es la gran familia en la cual todos somos hermanos en Cristo. En su nombre vengo a ustedes, con la alegría de compartir con ustedes el Evangelio del amor y de la esperanza” concluyó el Papa bendiciendo a los espectadores.