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La prensa sevillana resalta la labor del sacerdote de Villamartín Don Antonio Mesa Jarén

Informa: ABC Ali Trujillo

El sacerdote Antonio Mesa ha estado casi medio siglo como párroco de Olivares

El prestigioso diario ABC, en su edición de Sevilla, publica hoy un articulo sobre la vida de Don Antonio Mesa Jaren, Sacerdote de Villamartín que ha sido Párroco en la Parroquia de Ntra. Sra. de Las Nieves en Olivares (Sevilla), una vez que ya se ha jubilado a los 81 años.

parroco-olivares-644Los feligreses de la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves de Olivares fueron testigos, el pasado mes de Septiembre, del primer cambio de párroco ocurrido en las cuatro últimas décadas, tras la jubilación de Don Antonio Mesa. Cuenta con 81 años por lo que ha pasado más de media vida en el municipio aljarafeño donde también se le conoce por otras funciones como director de orquesta, profesor y persona muy solidaria con sus vecinos, aunque esta faceta la sigue y la seguirá desempeñando «hasta que Dios quiera», como hombre suyo que es.

Nacido en el municipio gaditano de Villamartín, desde pequeño don Antonio sintió inclinación por la religión. Por una parte, por asistir todos los domingos a misa ya que su familia era muy practicante; pero sobre todo por la música, ya que le llamaban mucho la atención el órgano y las palabras del cura que se cantaban el latín. «Dios me llegó a través de la música», señala don Antonio.

En 1944 entraba en el seminario donde aprendió a tocar el piano y cuya disciplina admite que le vino muy bien. Recuerda cómo el cardenal Segura le mandó a casa por su delgadez. El hecho de estar fuera del seminario durante un tiempo suponía que no podría regresar a él. Sin embargo, en su caso hicieron una excepción y fue ordenado como sacerdote. Su primer destino fue Trebujena, en la provincia de Cádiz, donde estuvo siete años y medio, pero que tuvo que dejar porque la humedad del municipio le ocasionaba problemas de salud a don Antonio.

Desde su llegada a Olivares, en el mes de febrero de 1970, señala que«ha cambiado mucho urbanísticamente, tanto que ya no se conoce todo el mundo, sólo los más mayores». Durante veinticuatro años ha impartido clases de religión en el instituto de forma desinteresada. También creó un grupo donde más de dos centenares de jóvenes participaban en diversas actividades: asistían a conferencias, veían películas en el cine-fórum, ayudaban y acompañaban a ancianos o simplemente comentaban el Evangelio. Tal fue la acogida que el cardenal Bueno Monreal les visitó en una ocasión y les dio su bendición.

Como amante de la música ha sido director de la banda Santa María de las Nieves de Olivares. «De no haber sido cura, habría sido músico» confiesa don Antonio. Recuerda con emoción como este mismo periódico en una crónica posterior a la Semana Santa de 1990 calificó a la banda como la mejor que pisó Sevilla en dicho año. De hecho, posteriormente les contrataron para actuar los fines de semana y las vísperas de fiestas en la Expo 92.

Caridad

Una de las actuaciones con las que don Antonio habla con mayor orgullo es la creación de Cáritas Parroquial que actualmente, por ejemplo, no da abasto ayudando a aquellas familias que no tienen para comer o poder pagar los gastos básicos de su casa. La sede se construyó entre 1971 y 1981 con el esfuerzo de gran parte del pueblo. Cada uno hacía lo que podía, los parados ayudaban en la construcción, otros recogían chatarra para luego venderla y así poder recaudar dinero para su edificación, y había quien donaba materiales. En sus instalaciones, que se ceden a todo aquel que lo solicite, se celebran las catequesis, cursos matrimoniales, conferencias e incluso cumplió funciones como guardería del municipio hasta que se construyó una en Olivares.

Don Antonio destaca la generosidad de los olivareños, que se muestra en la colecta de los domingos destinada a Cáritas, o el del propio Ayuntamiento, que dona 1.000 euros mensuales a la organización. Cuando se ha producido una catástrofe, el pueblo siempre ha respondido gracias a su conciencia social. Se manda ayuda a una misión en Malawi y a otros lugares del mundo como a Guayaquil (Ecuador) y a Nicaragua, donde se encuentra el misionero olivareño Claro Jesús Díaz Pérez.  En torno a dicho proyecto se constituyó en 2003 en Olivares una plataforma solidaria en la que se incluyen un importante número de vecinos, entre los que se encuentra el alcalde de Olivares, Isidoro Ramos. Pero la solidaridad también se ejerce en el propio municipio, como el grupo de personas que visitan a los enfermos para ayudarles en las tareas domésticas y darles compañía.

«Ojalá los jóvenes no pierdan el patrimonio religioso que tenemos en la Colegial y perdure por muchos años», es uno de los deseos de D. Antonio. De hecho, en su interior alberga obras de Francisco de Zurbarán, Pedro Roldán, María y Luisa Roldán, Juan de Roelas o Francisco Antonio Ruiz Gijón. Un patrimonio, envidia de cualquier museo, que se encuentra en unas instalaciones  cuyas restauraciones que ha necesitado han sido costeadas prácticamente con donaciones de los olivareños.

Investigador

El recién jubilado párroco reconoce que «echo de menos la parroquia y cuando paso por la puerta, agacho un poquito la vista». Ahora se dedica a «rezar más que antes, cuidar a los enfermos, tocar el piano, que lo tengo abandonado, y pasar más tiempo con mi hermana». También se dedicará a escribir, y ya cuenta con tres publicaciones. La última, «Crónicas de una Iglesia: la Capilla Mayor y la insigne Colegial de Olivares» va por la segunda edición y versa sobre la historia de la Colegial. En él muestra diferentes investigaciones de gran interés, como aquella que indaga acerca de la posibilidad de que el escritor y poeta José María Blanco White hubiera sido canónigo de tan insigne institución.

Don Antonio es muy querido por su vecinos, y se lo demostraron nombrándolo Hijo Adoptivo del municipio aljarafeño en 1995, al cumplirse veinticinco años de su llegada a Olivares. El alcalde, Isidoro Ramos, señala que sólo tiene palabras de agradecimiento y reconocimiento por la entrega a la parroquia y a la comunidad durante los cuarenta y tres años de servicio de D. Antonio. Un hombre culto y generoso, el cual debería servir de ejemplo a las generaciones venideras.

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