“Así como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, el Hijo del hombre será un signo para esta generación”
En este segundo día del Triduo D. Rafael, a partir de las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy: “Así como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, el Hijo del hombre será un signo para esta generación”, ha querido centrar su predicación en la importancia de ser SIGNO para los demás.
Ha resaltado y profundizado en dos preguntas, aplicándolas a nuestra vida cristiana:
1ª.- ¿Cómo fue un signo el profeta Jonás para los habitantes de Nínive?
2ª.- ¿Es malo pedirle signos a Dios?
A la primera ha respondido que Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive:
+ primero, predicando la Palabra de Dios; al igual que Cristo, que fue y sigue siendo signo para este tiempo nuestro, y como todos aquellos que predican rectamente la verdad del Evangelio, despertando las conciencias.
+ segundo, predicando en concreto el encargo de Dios, es decir, a Jonás Dios le encargó anunciar: “dentro de cuarenta días Nínive será arrasada”, que es como hacer ver a todos que todo pecado tiene sus consecuencias.
Y, llegado a este punto, destacó valientemente cómo vivimos en nuestra época la impunidad espiritual, entendiendo por impunidad esa actitud cínica y soberbia por medio de la cual se omite a Dios, no se tiene en cuenta la ley dada por Dios. Y ha puesto como ejemplo las leyes últimas que se están aprobando: cosas totalmente contrarias a la naturaleza, cosas que destruyen el orden natural, que se enfrentan de modo altanero con aquello que Dios nos ha enseñado en su Palabra: por ej. ante el don de la vida humana la promulgación de la ley del aborto, y ante la verdad de que el ser humano nace hombre o mujer y que no es él quien escoge su género.
+ y en tercer lugar, Jonás fue signo por su valentía en medio de un ambiente hostil.
También hoy los cristianos estamos llamados a ser signo por el anuncio del Evangelio de Jesucristo, por no callar las consecuencias del pecado y por la valentía en un ambiente hostil a la fe.
Y respecto de la segunda pregunta, esto es, si es malo pedirle signos a Dios, nos ha dicho que no es malo siempre y cuando se pida con humildad, con fe y cuando realmente lo necesitemos para un discernimiento. En cambio es malo cuando es señal de querer controlar a Dios. Iluminó su respuesta desde distintos pasajes de la Sagrada Escritura. Terminó su predicación invitando a todos a que acojamos el signo que es hoy la Iglesia en medio del mundo y pidiéndole a los presentes que centremos nuestra vida en Jesucristo, que es más que Salomón y que Jonás