Lunes de la trigésima semana de Tiempo Ordinario
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 10-17
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.
Había una mujer que desde hacia dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar. de ningún modo.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo:
«Mujer, quedas libre de tu enfermedad».
Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente:
«Hay seis días tenéis para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días, y no en sábado».
Pero el Señor le respondió y dijo:
«Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y lo lleva a abrevar?
Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?»
A decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.
San Evaristo Papa y Mártir
Evaristo fue, según el testimonio de Ireneo de Lyon y de Eusebio de Cesarea, el quinto Papa de la Iglesia católica y sucesor de Clemente I. Él fue quien acuñó el término de «Santa» a la Iglesia Católica.
SAN EVARISTO (¿?-105) nació en Belén, en Palestina, en una familia de griegos-judíos, en la época de mayor esplendor del Imperio Romano y en los albores del cristianismo.
De acuerdo con la tradición, San Evaristo habría estudiado en Grecia, y posteriormente en Antioquía.
Los escasísimos datos con que contamos acerca de San Evaristo provienen del Liber Pontificalis, del siglo VI, donde se informa que ordenó a 17 sacerdotes, 2 diáconos y 15 obispos.
A diferencia de su predecesor en el papado, San Clemente I, de quien se conservan valiosos escritos propios y referencias a su persona, San Evaristo es propiamente un “papa mudo”, a quien le tocó comenzar a organizar la Iglesia, que se expandía rápidamente al concluir el primer siglo de la era cristiana.
San Evaristo fue electo papa en 97. A él se atribuye la asignación de tituli, o parroquias, a los primeros presbíteros, que eran ancianos, y a los que más tarde se les conoció como cardenales, o “ejes de la organización”.
La fuente histórica refiere que San Evaristo murió martirizado en 105 en épocas del emperador Trajano, y que fue enterrado en la colina Vaticana cerca de la tumba de San Pedro, si bien nada de esto ha podido corroborarse.
SAN EVARISTO sentó de modo silencioso las primeras estructuras organizativas de la Iglesia.