Miércoles de la decimoctava semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Mateo 15,21-28.
Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio».
Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos».
Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel».
Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!».
Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros».
Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!».
Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!». Y en ese momento su hija quedó curada.
Nuestra Señora de las Nieves
Después del Concilio de Éfeso en el año 431, se proclamó la maternidad divina de María. Entonces, el Papa Sixto III erigió en Roma una basílica sobre el monte Esquilino dedicada a la Santa Madre de Dios. Por otro lado, recibe también el nombre de Santa María de las Nieves porque el sitio donde debía construirse quedó señalado de modo milagroso con una fuerte nevada en pleno verano. Es la iglesia más antigua dedicada en Occidente a la Virgen María y uno de los templos más visitados de Roma y de toda la Cristiandad.