Sábado de la sexta semana de Pascua
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 23b-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente.
Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».
San Desiderio
Aceptó ser obispo desde muy joven. Cuando su Apostolado era brillante, se le presentó Brunehaut, la mujer que gobernaba Austrasia en nombre de su nieto Thierry II. Desiderio
tuvo que atacar con dureza los vicios de la corte y la gobernanta convocó un concilio en Chalon con la única intención de que este hombre de Dios se callara. El santo obispo se encontró a una mujer llamada Justa que le acusó de violación. Didier fue condenado al exilio. Pero resulta que la mujer y su cómplice murieron a los tres años de su falsa acusación. La reina vio en ello un castigo del cielo. Temiendo igual suerte para ella, hizo que Didier volviera a su sede episcopal.