Miércoles de la segunda semana de Pascua.
Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
San José Obrero
El Papa Pío XII instituyó la Fiesta de San José Obrero el 1 de mayo de 1955. El titular de esta fiesta critiana es José, esposo de María y padre en funciones de Jesús. Este trabajador no lo tuvo nada fácil a pesar de la misión recibida de Dios.
José vivió como lo hace cualquier trabajador y, probablemente, tuvo dificultades laborales mayores que muchos de ellos. En su tiempo se le conocía con el sobrenombre de José «el artesano». Esta fiesta sugiere honra a Dios, descanso y regocijo.