Lunes de la segunda semana de Pascua
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 1-8
Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo:
«Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él».
Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios».
Nicodemo le pregunta:
«¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer? ».
Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: «Tenéis que nacer de nuevo»; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».
Santa Inés
Nació en torno al año 1270. Con nueve años, consiguió el permiso familiar para vestir el escapulario de saco de las monjas de un convento de Montepulciano. Seis años más tarde, fundó junto a su maestra de convento un monasterio en Proceno.
Los vecinos apreciaron el bien espiritual que reportaba la entidad y empujan a Inés para que cree otro en su ciudad. Su fundación seguirá el espíritu y las huellas de Santo Domingo y tendrá a los dominicos como ayuda espiritual. Con maltrecha salud, falleció en 1317.