Sábado de la Octava de Pascua.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
San Perfecto
Nació en Córdoba y se ordenó sacerdote en la Iglesia de San Acisclo en pleno dominio musulmán. En los comienzos del año 850, le rodea un malintencionado grupo de musulmanes y le preguntaron su parecer acerca de Jesucristo y de Mahoma. Perfecto expresó con claridad su fe en Jesucristo y su rechazo a Mahoma. Le llaman traidor y lo encarcelan. Ese mismo año lo degollaron y su muerte ejemplar alentó a los acorralados y miedosos cristianos.