Miércoles de la primera semana de Adviento
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15, 29-37
En aquel tiempo, Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él.
Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba.
La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino».
Los discípulos le dijeron:
«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?».
Jesús les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete y algunos peces».
Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.
Quién era Santa Bárbara y por qué nos acordamos de ella cuando truena
La leyenda cuenta que fue torturada por su propio padre de una manera salvaje y un hecho insólito provocó que Santa Bárbara se convirtiera en patrona de numerosos colectivos.
El 4 de diciembre se celebra el día de Santa Bárbara y a todos nos viene a la cabeza inmediatamente el popular dicho que afirma que sólo nos acordamos de ella cuando truena. ¿Por qué decimos eso? ¿De dónde viene?.
La verdad es la historia de Santa Bárbara no tiene desperdicio. Nació en Nicomedia, cerca del mar de Mármara, a principios del siglo III. Su padre era un tirano llamado Dióscoro que, al enterarse de que se había convertido al cristianismo, la encerró en un castillo. Poco después le obligó a casarse, pero ella se opuso diciendo que elegía a Cristo como su esposo. Dióscoro quiso matarla, pero ella huyó y él la persiguió y la torturó.