La popular Romería al Santuario se celebra el próximo domingo 30 de abril
Evangelio según San Juan 3,16-21. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.
La eclosión floral de la primavera sirve de marco al ir y venir por los caminos de la sierra. Los romeros a pie, caballo, en mulos o en carretas, manifiestan una expansión festiva, pero de honda y sincera devoción, haciendo de la convivencia su mejor forma de oración.
La recepción en Andújar de las Cofradías filiales en la tarde del viernes anterior al último domingo de abril, da comienzo a la Romería. La Real Cofradía Matriz de Andújar en corporación y junto al alcalde de la ciudad recibe en los jardines de Colón a todos aquellos que al día siguiente han de subir al Santuario, para darle la más cordial bienvenida. Se inicia así el desfile por las principales calles de la ciudad, hasta el Ayuntamiento donde se entonará una salve.
La mañana del sábado, tiene lugar el desfile de la Cofradía Matriz por las calles de la ciudad, cuyo cortejo se incrementa con un mayor número de jinetes, amazonas y parejas a la grupa, sin olvidar los mulos enjaezados y las jamugas. El ambiente festivo de la salida se mantiene a lo largo del trayecto que lleva hasta la ermita de San Ginés, primera parada del día, para continuar hasta la pradera de «Lugar Nuevo», junto al río Jándula, donde se almorzará para después continuar el camino hacia el Santuario.
Al llegar al Santuario las Cofradías se suceden en su presentación ante la Imagen. Durante toda la noche en el camarín se susurra una entrañable intimidad con la Santísima Virgen. En el templo es masiva la participación en las misas y rosarios que se celebran. Para la asistencia espiritual a los peregrinos, la Comunidad de Padres Trinitarios se refuerza con la ayuda de numerosos religiosos venidos de otras casa, especialmente para administrar el sacramento de la confesión.
El domingo es el día grande, la culminación de la fiesta, la apoteosis de María en la cima de su sierra, Un altar se lavan en la explanada del Santuario, para que la mayoría de los romeros y peregrinos puedan asistir y participar en la Eucaristía. El volteo de las campanas del templo anuncian, cerca del mediodía, el momento más solemne y culminante de la romería, la procesión de la Santísima Virgen de la Cabeza.
A lo largo de la calzada han formado previamente todas Cofradías, multitud de devotos se agolpan a las andas con la Imagen que comienza a recorrer las calzadas del cerro. Dos religiosos situados a ambos lados de la Virgen acercan al manto de la Reina, los niños, prendas y objetos que les entregan los romeros para ser bendecidos.
Cuando la Imagen vuelve a su camarín, tras cuatro horas de recorrido, comienza un nuevo año para los peregrinos que vuelven a sus lugares de origen, algunos ese mismo día y otros al día siguiente, llevando consigo romero y estadales para repartir entre los amigos y familiares.