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Origen del Vía Crucis: la Cruz de Esperilla en Bornos

Al viajar por la carretera de Bornos a Espera mucha gente que no sea lugareños desconocerán que pasan junto a uno de los monumentos que más influencia han tenido en la historia religiosa de España:

Escrito por puertoserranoyvillamartin

Al viajar por la carretera de Bornos a Espera mucha gente que no sea lugareños desconocerán que pasan junto a uno de los monumentos que más influencia han tenido en la historia religiosa de España: el templete de la Cruz de Esperilla, similar al de la Cruz del Campo de Sevilla.

Fue don Fadrique Enríquez de Rivera (Sevilla, 1476-1539), primer marqués de Tarifa y VI adelantado mayor de Andalucía, de formación humanista pero curtido también  en la guerra de Granada, quien fue artífice de uno de los viajes más singulares de los acontecidos en la época.

Heredero de una de las mayores fortunas de la época. En 1518 decidió emprender un viaje de peregrinación a Jerusalén, iniciando el mismo en Bornos, villa que le pertenecía, el 24 de noviembre de 1518 en compañía de su mayordomo, un capellán y ocho criados. Siguiendo una ruta terrestre hasta Venecia, embarcó un el 12 de mayo de 1519 desde allí hasta Jerusalén, arribando al puerto de Jaffa y de allí arribó a Jerusalén.

Tal y como habían hecho los cristianos desde la instauración del cristianismo y la visita de Santa Elena, siguió la Vía Dolorosa, que es el camino que siguió Cristo desde que fue sentenciado desde la conocida como “puerta de San Esteban”, cerca de  la llamada “Fortaleza Antonia”, cuartel general de los romanos en Jerusalén y donde asistió al juicio por parte de Poncio Pilato, hasta su crucifixión en el Gólgota aunque hay que mencionar que el itinerario que siguió don Fadrique, y que es el actual, fue instaurado por los franciscanos en el siglo XIV.

Una vez allí anotó la longitud de la misma, siendo según la tradición de 1321 pasos o lo que serían aproximadamente un cuarto de legua castellana o algo más de 997 metros.

Igualmente se tuvo en cuenta las catorce estaciones penitenciales, que se corresponden con los hechos acontecidos en el camino de Jesús hasta que fue crucificado y que brevemente son:

La primera estación es donde Jesús fue interrogado por Poncio Pilato y después condenado.

La segunda estación es la de la flagelación.

La tercera estación es la de la primera caída.

La cuarta estación corresponde al encuentro de Jesús con su madre María.

La quinta estación ocupa el lugar donde Simón el Cireneo le ayudó a cargar con la cruz.

En la sexta estación se produjo el encuentro de Cristo con Verónica, que le secó la cara, y donde dejó la impronta de la Santa Faz en el paño.

La séptima estación es la de la segunda caída.

En la octava estación Cristo se encontró con varias mujeres llorando y lamentándose y Cristo les dijo que no llorasen por él, sino por sus hijos y ellas mismas.

La novena estación es la de la tercera caída.

En la décima estación Jesús fue desposeído de sus ropas.

La decimoprimera estación representa a Jesús desnudo ante la cruz.

La decimosegunda estación se corresponde con la crucifixión.

La decimotercera estación es la del descendimiento de la cruz sobre la roca.

La decimocuarta estación de penitencia es el enterramiento de Jesús en el sepulcro de José de Arimatea.

Así pues una vez visitados los santos lugares y recorrida la Vía Dolorosa con sus estaciones penitenciarias, don Fadrique emprendió el viaje de regreso, en noviembre de 1519,  en el cual recorrió de sur a norte la Península Itálica, visitando Roma y consiguiendo un privilegio del Papa León X para instaurar un Vía Crucis en las localidades de Sevilla y Bornos, incluyendo las estaciones penitenciales.

A su vuelta a Sevilla instauró el Vía Crucis, que comenzó a realizarse en su casa en la cuaresma de 1521 y que a partir de entonces fue conocida como “Casa de Pilatos” por ser el origen de la misma y corresponderse con la primera estación penitencial. El mismo acababa en el templete de La Cruz del Campo, que ya había sido construido en 1380 por los hermanos de la cofradía o hermandad de negros.

Igualmente don Fadrique instauró este acto religioso en su dominio de Bornos. La salida se situó en la puerta del convento de Nuestra Señora del Rosario de Bornos, perteneciente a la orden de los Jerónimos,  y al final del recorrido, a una distancia de 997 metros de la misma, se erigió un templete a semejanza del de Sevilla, el conocido como “Cruz de Esperilla”, y que actualmente se encuentra en ruinas. El camino se bordeaba de cruces y altares portátiles que marcaban las distintas estaciones.

La tradición del Vía Crucis hasta el templete de la Cruz del Campo de Sevilla se mantuvo hasta 1873, desconociendo la fecha en que dejó de realizarse en Bornos pero sí tenemos noticias por Frasquita Larrea, madre de la también autora Cecilia Bölh de Faber, de la celebración de una romería en el templete de la Cruz de Esperilla, tal y como la describe en su asistencia a la misma el 4 de mayo de 1826 en su libro de viajes.

Para concluir podemos afirmar que al asistir a la Cruz de Esperilla estamos asistiendo al origen de uno de los actos más característicos de la Semana Santa en España. Aunque ya existían anteriormente las cofradías, y de hecho lo hemos mencionado al hablar del templete de La Cruz del Campo, sí cabe decir que fueron en Sevilla y en Bornos los primeros lugares donde se establecieron las estaciones penitenciales que tan importante son en muchos de los recorridos de la Semana Santa actual.

Portada del convento de los Jerónimos de Bornos, desde donde partía el Vía Crucis

Camino hacia la Cruz de Esperilla. En sus laterales se colocaban cruces y altares para indicar las distintas estaciones de penitencia.

Arriba, varias tomas del estado actual del templete de la Cruz de Esperilla. Abajo, el templete de la Cruz del Campo en la actualidad. Ambos debieron de ser muy similares.

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