El pontífice les pidió que no permitan “que nos roben las energías, la alegría y los sueños, con falsas ilusiones”.
Informa: Cristina Cabrejas
Ante cientos de miles de chicos y chicas eufóricos procedentes de todos los rincones del mundo, Francisco lamentó hoy que haya jóvenes que se hayan ya «jubilado» y «hayan tirado la toalla», en su primer discurso en Cracovia en la ceremonia de bienvenida a la XXXI Jornada Mundial de la Juventud.
“Me duele – agregó – que haya jóvenes que caminan con rostros tristes, como si su vida no valiera. Son jóvenes esencialmente aburridos… y que aburren”.
También lamentó aquellos que “dejan la vida buscando el vértigo, o esa sensación de sentirse vivos por caminos oscuros, que al final terminan pagando y pagando caro”.
O cómo “hay jóvenes que pierden hermosos años de su vida y sus energías corriendo detrás de vendedores de falsas ilusiones, en mi tierra natal diríamos ‘vendedores de humo’, y que les roban lo mejor”.
Por ello, el pontífice les pidió que no permitan “que nos roben las energías, la alegría y los sueños, con falsas ilusiones”.
“No hay nada más hermoso que contemplar las ganas, la entrega, la pasión y la energía con que muchos jóvenes viven la vida”, señaló, y alabó sus “ganas de rebelarse contra todos aquellos que dicen que las cosas no pueden cambiar”.
“Es un regalo del cielo poder verlos a muchos de ustedes que, con sus cuestionamientos, buscan hacer que las cosas sean diferentes. Es lindo, y me conforta el corazón, verlos tan exuberantes”, agregó
Y entonces, Francisco se dirigió a los jóvenes y les preguntó en varias ocasiones: “¿ Las cosas se pueden cambiar ?” . Y recibió el grito de aprobación de los jóvenes.
A los chicos y chicas que han llegado de todas las partes del mundo, hablando en italiano y sin traducción, Francisco les indicó que la solución para cambiar las cosas es tener “un corazón misericordioso”.
Un corazón misericordioso, les explicó, es el que sirve “de refugio para los que nunca tuvieron casa o la han perdido, sabe construir hogar y familia para aquellos que han tenido que emigrar, sabe de ternura y compasión”.
“Un corazón misericordioso -añadió- que sabe compartir el pan con el que tiene hambre, un corazón misericordioso se abre para recibir al prófugo y al migrante”.
Francisco -improvisando sobre el discurso preparado- les invitó también a escuchar a los ancianos y con un pequeño tirón de orejas les dijo: “¿Escucháis a vuestros abuelos?, Así, así ¿verdad?”.
Francisco terminó la jornada con este primer encuentro con los jóvenes de la JMJ a los que seguirá el Via Crucis, la vigilia de oración del sábado y la misa de clausura del domingo.
En esta segunda jornada en Polonia, donde permanecerá hasta el domingo, Francisco visitó el santuario de la Virgen de Jasna Gora, en Czestokova, y mañana viajará hasta Auschwitz para recorrer los campos de exterminio nazis donde fueron asesinados 1,1 millones de personas.