Fuente: Parroquia de la O de Ubrique
«Octubre Misionero» surge de la necesidad de preparar convenientemente el DOMUND, para que esta Jornada pueda dar mayores frutos y contribuya a que arraigue de modo estable en los cristianos la conciencia de su común responsabilidad en la evangelización del mundo. Siendo el DOMUND «la fiesta de la catolicidad y de la solidaridad universal», es natural dar a esta Jornada un marco que ayude a comprender mejor la riqueza y trascendencia de ella.
La Congregación para la Evangelización de los Pueblos nos solicita, por eso, lo siguiente: «Para que el mes de octubre brinde a los cristianos la ocasión de dar una dimensión universal a su cooperación misionera, y para aumentar el espíritu misional en el pueblo cristiano, foméntense las oraciones y los sacrificios diarios, de suerte que la celebración anual de la Jornada Mundial de las Misiones venga a ser exponente espontáneo de ese espíritu».
A modo orientativo cada una de estas cuatro semanas se centra en potenciar sendas dimensiones de la vida cristiana proyectada hacia la misión: la oración, el sacrificio, la cooperación económica (limosna) y la vocación misionera.
1ª Semana: Oración. Se pretende promover entre los fieles la constancia en la oración para dar gracias a Dios por el don de la fe, así como para pedir al dueño de la mies que envíe operarios a su mies y que el anuncio de la Buena Noticia llegue a todos los pueblos. Conviene llevar estas intenciones tanto a la oración personal como a la comunitaria, comenzando por la participación en la Eucaristía, y sin olvidar el rezo del Rosario Misionero, las vigilias de oración y otras posibles celebraciones litúrgicas de carácter misionero.
2ª Semana: Sacrificio. Valorar la dimensión redentora y salvífica del sacrificio y del sufrimiento es el principal objetivo. Así, se nos mueve a unir a la cruz de Cristo y ofrecer por la evangelización del mundo nuestras obras de penitencia y la aceptación de nuestros dolores. En este camino también se nos invita a contemplar la vida de Jesús, a conocer y valorar la vida de sacrificio y entrega de los misioneros, y a amar y cuidar a los enfermos.
3ª Semana: Limosna. Implicarnos en la cooperación económica con las misiones. Para ello es preciso informarnos sobre las necesidades en medio de las cuales viven y desarrollan su labor los misioneros, y sentir como nuestras esas urgencias, entregando en beneficio de las misiones una desprendida aportación económica. Se nos anima a compartir los bienes con quienes carecen de ellos, a la vez que se nos estimula a compartir la vida como voluntarios en tareas y acciones que ayuden a los más necesitados.
4ª Semana: Vocación Misionera. Suscitar entre todos nosotros la apertura para escuchar la voz de Dios, que llama y envía a la misión. Para ello se recomienda participar en actividades de formación misionera, celebrar algún encuentro con misioneros, estar atentos y disponibles a la llamada de Dios, y mantener vivo el interés por las necesidades de la Iglesia a la hora de llevar al mundo el mensaje de Salvación. La animación misionera nos ayuda a comprometernos a ser instrumentos de unidad y de amor y a estar receptivos a la posible vocación misionera.