21ª semana de tiempo ordinario
Evangelio: Mateo 25,1-13
«¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!»
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: «¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!» Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: «Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.» Pero las sensatas contestaron: «Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis.» Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: «Señor, señor, ábrenos.» Pero él respondió: «Os lo aseguro: no os conozco.» Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»
Etimológicamente significa “coronado”. Viene de la lengua griega.
Navarra ha dado a la Iglesia varios santas y santos. El más conocido es, sin duda, san Francisco Javier. Pero hay otros que, poco a poco, cuando llegue el momento, irán apareciendo en el Santoral.
Este joven nació en Zudaire en el año 1548. Desde pequeño tuvo como modelo al santo del Castillo.
Tantas eran sus ansias en seguirlo que a los 19 años pidió entrar en la Compañía de Jesús.
Una vez aceptado, comenzó su noviciado – uno o años de prueba para ver si reunía cualidades para ser jesuita – y lo cumplió todo a la perfección.
Lo enviaron pronto al Brasil como misionero. Con el mandato en sus manos, pronunció estas palabras:» Yo voy contento porque tengo que ser mártir, comunica a a su director espiritual después de los Ejercicios Espirituales. Se portaba con tal sinceridad y pureza de vida que era muy amado de todos».
En un viaje turbulento por los ataques de los piratas y enemigos de la fe católica, en el barco que llevaba a muchos jesuitas, morirían todos ellos. Desde entonces todo el mundo los conoce como los “Mártires del Brasil”.
Los cogieron y con toda la furia de que es posible un ser humano – si así se pueden llamar a los asesinos – lo arrojaron vivo al mar.
Al visitar Zaragoza hay unos cuadros que recuerdan la fecha del martirio de estos cuarenta jesuitas. También existen cuadro sobre Esteban en Val de Rosal e isla de Madeira.
Apenas se baja el puerto de Ibañeta en dirección a Francia, se encuentra la preciosa ciudad de san Juan del Puerto. Era un lugar de partida de los peregrinos que venían a Santiago por Roncesvalles para unirse, en Puente la Reine, con los provenientes de Huesca.
Pues bien, en esta ciudad francesa colindante con la frontera de Navarra, hay dedicadas obras variadas y diversas, sobre todo de acrácter escolar y artístico.
La vida de quienes mueren por Cristo es semilla de nuevos cristianos.
¡Felicidades a quienes lleven este nombre!