Por Juan José Gómez Vidal. Ldo. Historia General, U.C.A.
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Artículo de Juan José Gómez Vidal
Artículo de Juan José Gómez Vidal
Introducción
Aproximarse a la descripción de la autoría, el estilo artístico empleado y las etapas que se cubrieron para erigir el templo de Santa María de las Virtudes de Villamartín presenta una serie de características que en cierta forma no facilitan ni favorecen la labor de investigación por diferentes razones.
No obstante, esta valoración que a continuación detallo, no está exenta de la correspondiente complementación de otras disciplinas, que apoyadas en la utilización de técnicas más precisas y valoraciones de mayor calado científico vayan y tengan como finalidad aportar una visión mas exacta de lo que a continuación se detalla y sirvan como fin último a los técnicos que en un futuro “no muy lejano” acometan la no fácil tarea de reestructuración, fijación y restauración de la Torre Fachada y Nave lateral que en los últimos años ha sufrido graves y “terminales” daños y que pueden conllevar no sólo a su deterioro parcial, sino también a su extinción como monumento patrimonial de la localidad.
Uso de las Fuentes Documentales y Bibliográficas
Para esta aproximación hemos partido de las correspondientes fuentes documentales, usadas a este efecto, como base primordial y esencial para conocer los actores principales que participaron en la construcción y realización del monumento histórico.
Es por tanto razonable indicar que el uso del Archivo Histórico Municipal de Villamartin, así como del Archivo Histórico Parroquial de Santa María de las Virtudes, son de hecho, el sustento inicial y nuclear de todo este trabajo aproximativo, ya que a través de los Libros Capitulares como de los Libros de Fábrica hemos podido realizar las comprobaciones referentes a la ejecución y contabilidad de las obras, amén de comprobar la presencia “in situ” de los diferentes arquitectos, aparejadores y canteros que participaron de manera notoria y activa en la ejecución de los trabajos.
El uso de la obra de autores como Teodoro Falcón Marquez en su valoración de las “Iglesias de la Sierra de Cádiz” (Caja de Ahorros de Cádiz, 1983), es fundamental si queremos conocer de primera mano las distintas etapas arquitectónicas y las diferentes reparaciones y adaptaciones que ha sufrido el templo desde el siglo XVIII.
Obras como las del autor José Alfredo Morales, “Hernán Ruiz El Joven” (Madrid 1966), Tradición y Modernidad o Arquitectura del Renacimiento en España 1488.1599 (Cátedra, Madrid, 1987) aporta no sólo el conocimiento técnico, cronológico y estilístico del autor sino que nos aproximan a una valoración más exacta de las técnicas y desarrollo del propio proceso constructivo del templo que nos es de referencia.
Obras anteriores como la realizada por Eugenio Llaguno y Amirolla en 1829 “Noticias de los Arquitectos y Arquitectura de España” aportan una visión fundamental dentro del proceso de elección y designación de los diferentes responsables de la fábrica del edificio, sin desdeñarse además la importante aportación no solo humana sino que también técnica que realiza a través de su obra Pedro Navascues Palacio “El libro de Arquitectura de Hernán Ruiz II” (Madrid, 1974) que valora de forma minuciosa y esencial los conceptos y conocimientos del autor además de plasmar de forma precisa su interpretación sobre los preceptos e ideario de la arquitectura en general por parte del mismo.
Los Autores de la Fábrica
Martín Gaínza ( ¿? – 06/06/1556)
Procedente de Vizcaya, tenemos conocimiento de sus trabajos y estancia en el Ayuntamiento de Sevilla en 1.527 y de su colaboración con el Maestro Mayor de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, Diego de Riaño en ese mismo periodo2.
En 1529 es nombrado aparejador de la Santa Iglesia Catedral y el 16 de Abril de 1535, no sin controversia, Maestro Mayor de la misma.
Desde el punto de vista estilístico y de su lenguaje, Martín Gaínza presenta una serie de novedades tales como la eliminación del uso del grutesco y su constante interés en la depuración de las líneas arquitectónicas.
De su figura, podemos destacar dos periodos perfectamente delimitados, uno que se ubicaría cronológicamente entre 1.529 y 1.534 cuando obstentaba el cargo de aparejador de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, y muy posiblemente cuando hace aparición en la proyección, edificación y realización de la primera fase constructiva de la Iglesia de Santa María de las Virtudes de Villamartín, y una segunda etapa encuadrada cronológicamente entre 1.535 y 1.556, ya como Maestro Mayor de la Santa Iglesia Catedral y sus diferentes influencias en la construcción del Hospital de la Sangre y las diversas obras comenzadas en todo el área del Arzobispado de Sevilla. Cabe destacar en esta fase su impronta en la Bóveda de la Sacristia de los Calices (Sevilla), la Sacristía Mayor de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, la Capilla Real, que dejó inconclusa y las Fachadas sur y oeste del Hospital de las Cinco Llagas (Sevilla)
En esta segunda fase, y anterior a su fallecimiento, Martín Gaínza volcó toda su actividad en dos tipos arquitectónicos fundamentales: las sacristías, como es el caso de las de Santa María de Arcos de la Frontera y San Miguel en Jerez de la Frontera y las Torres Fachada, como son los casos de la Iglesia de la Encarnación en Constantina (Sevilla), Santa María de Mesa en Utrera (Sevilla) y finalmente la que nos ocupa que es la de Santa María de las Virtudes en Villamartín (Cádiz).
En esta obra, advertimos su impronta, fundamentalmente en la transformación del templo mudéjar que se comenzó a construir a principios del siglo XVI, la purificación de su estilo y el consiguiente refinamiento o ausencia de decoración originaria.
En una primera fase, aproximadamente encuadrada desde 1.520 hasta 1.550 la fábrica y edificación del templo de Santa María de las Virtudes de Villamartín responde a las líneas esenciales y características de las Iglesias Alfonsíes del Arzobispado de Sevilla.
Muchos son los datos y anotaciones que se desprenden de los pagos, acarreos y contabilidad de la misma en los Libros de Fábrica Parroquiales.
En origen el primer proyecto de templo para Santa María de las Virtudes y que posteriormente se modificará tanto por Martín Gaínza, Hernán Ruíz II y Diego López Bueno era el de un templo con planta de salón, dividido en tres naves,separadas las tres a través de pilares de planta rectangular que soportan una serie de arcos apuntados de ladrillo rematados en alfiz. La cabecera o remate de esta planta estaba proyectada de forma poligonal abierta, a través de un gran arco triunfal apuntado de estilo gótico como es el caso de Santa María de las Virtudes, de material pétreo que daba paso a una bóveda de crucería con nervaduras y espinazo central (como aún podemos observar si visitamos el templo y observamos el corte de los mismos en su zona central).
Hernán Ruíz II ó “El Jóven” (1.500-1.568).
Iniciado al amparo de su padre Hernán Ruíz “El Viejo” se independizará en 1.530, donde a la edad de 30 años ya es cantero del Ayuntamiento de Córdoba.
Hasta 1.556 trabajará como aparejador de Martín de Gaínza y será en 1.562 cuando será nombrado Maestro Mayor de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, condicionándose desde primer término su trabajo a dos líneas esenciales de actuación: una primera que sería un control y seguimiento de forma anual de todas las obras acometidas por la Fábrica de la Santa Iglesia Catedral, y una segunda que conllevaría la elección de aparejadores o técnicos de su confianza para la ejecución de las mismas, lo que pudo llevar a Hernán Ruiz en muchos casos a falta de control, revisión, incluso despreocupación de los distintos proyectos.
Fundamentalmente, al inicio de su maestría, Hernán Ruiz acomete de forma somera la revisión de muchos de los trabajos de Martín Gaínza, revisando y concluyendo a partir sobre todo de 1.562 la realización de sacristías, dependencias, abovedamientos, muros y capillas bautismales.
Es el caso esencial para Santa María de las Virtudes, donde Hernán Ruiz acomete desde 1.562 la revisión general del trabajo anterior y procede a solucionar y modificar el proyecto previo de Martin Gaínza dándole solución a los hastiales y la composición de la Torre Fachada (tal y como realizó con la Iglesia de la Encarnación en Constantina, Sevilla y Santa María de Mesa en Utrera).
En Santa María de las Virtudes procede a la articulación y nueva revisión de los hastiales como consecuencia frecuente de la fórmula que se venia aplicando en los templos de origen medieval o mudéjar del Arzobispado hispalense, sobre todo en las áreas serranas, y aunque esa idea de actualización provenía de Martín Gaínza, será Hernán Ruiz quien la realice y plasme en la obra de Santa María de las Virtudes.
En 1562 se acometen las obras de la Torre Fachada de Santa María de las Virtudes, finalizándose éstas en 1.565 como así se atestigua en la inscripción existente en el segundo cuerpo de la fachada principal. Dicha fachada tiene un esquema de dos cuerpos jónicos elevados sobre pedestales y frontón de doble corbatín, con imágenes de San Pedro y San Pablo que ocupan las hornacinas inferiores y figuras de virtudes con inscripciones castellanas y latinas en el segundo cuerpo, quedando centrada una hornacina con la imagen de Santa María de las Virtudes, titular de la Parroquia.
Se trata de una fachada esbelta, fundamentalmente por tener que salvar y acomodarse al espacio y superficie del frente de la torre, situada al pie del terreno y fundamentalmente condicionada por la modificación realizada de los hastiales.
De Hernán Ruiz tenemos la certeza de que participó en el diseño y remodelación del proyecto de la Capilla de Bautismo y de las dependencias de la cabecera del templo. La Capilla de Bautismo sufrirá un derrumbe en 1565 y estará recuperada en 1.566, siendo éste de forma manifiesta a través de la documentación “consecuencia de los cambios sufridos en la obra”. Sobre esta reedificación surgen dudas más que sobradas, puesto que la documentación de fábrica no nos aclara si es Hernán Ruiz o Pedro Montañés quienes acometen la primera restauración de ese segmento del edificio, que ya comienza a presentar problemas de sustentación. Dicho Montañés, hace uso de un poder por el cual, en marzo de 1567 ejecuta el cobro de 550 ducados por suministros de cantería y factura de la capilla de bautismo, y es el mismo que anteriormente ya había colaborado con Martín Gaínza en el primer proyecto. Sobre la impronta de Hernán Ruiz a nivel arquitectónico o nivel decorativo es manifiesta, aunque no así su presencia, por lo que la remodelación del presbiterio y el crucero y por las soluciones aportadas para ello, sobre todo desde el punto de vista estético, apuntan más a la presencia como así se atestigua en la documentación de fábrica de Diego López Bueno, que posteriormente trabajará en la ejecución de la obra de la parroquia de la localidad serrana de Algodonales (Cádiz).
Estilos Artísticos y Arquitectonicos del Templo
No es descabellado comenzar esta valoración partiendo del hecho fundamental de que la fábrica de Santa María de las Virtudes ha sufrido considerablemente desperfectos arquitectónicos prácticamente desde su nacimiento. Ello, sin duda ha influido notablemente en la aparición de estilos arquitectónicos y artísticos que irremediablemente se han tenido que adaptar por un lado al propio solar donde el templo estaba ya iniciado y por otro lugar a los estilos artísticos existentes. Por ello, en el templo vamos a diferenciar de manera notable y notoria desde el punto de vista arquitectónico cuatro estilos bien definidos: el gótico, el mudéjar, el renacentista y el neoclásico, siendo todos ellos consecuencia de las distintas fases constructivas y/o de reparación del templo.
Anteriormente citábamos la disposición u organización de las Iglesias Alfonsíes dependientes del Arzobispado de Sevilla. Santa María de las Virtudes como tal no es ajena a esas características, aunque presenta la existencia de retazos o pinceladas góticas provenientes o bien de construcciones anteriores o bien de incursiones estilísticas fuera del proyecto base. Tal es cual, la existencia de una capilla lateral con la advocación al Dulce Nombre de Jesús, en la cual fundan capellanía en 1525 la familia Álvarez de Bohorques. De planta cuadrada, esta rematada con una bóveda pétrea de crucería con distintas nervaduras decorativas. Anexa a la misma existe un pequeño habitáculo con bóveda de medio cañón, pura, sin decoración, que logísticamente sirvió de sacristía y que tiene un dintel ciego de acceso a la propia capilla, sellado por una obra posterior, posiblemente a principios del siglo XX.
Dicha capilla, en su exterior, está rematada por una techumbre a dos aguas, consecuencia también de una obra posterior a su realización, pero que deja a entrever las distintas nervaduras decorativas exteriores así como también gárgolas que sirvieron como desagüe.
La inexistencia de intervenciones de tipo arqueológico y de restauración en esa zona no nos permiten probar las premisas de una techumbre pétrea total así como también la existencia de un acceso exterior a la dicha capilla.
Frente a ella, y a lo largo de lo que fue el crucero del proyecto primitivo donde se asentó el primitivo retablo de Juan de Oviedo “El viejo”, existe un arco fajón de medio punto que en su origen dio paso a la existencia de una segunda capilla. Posiblemente, tras la remodelación del primer proyecto llevada a cabo por Hernán Ruiz II a partir de 1.562 esta segunda capilla fue eliminada, aunque no sus correspondientes anclajes y evidencias arquitectónicas.
En este “puzzle” que parece ser el proyecto de Santa María de las Virtudes, es destacable la existencia del estilo renacentista, bien a través del ideario del propio Hernán Ruíz II o bien a través de la impronta que sus aparejadores y ayudantes dejaron en lo que es el presbiterio y el crucero, que se remata con una cúpula apuntada y decorada no suntuosamente.
Ya el estilo neoclásico es menos evidente en la misma, dado que tras las reparaciones acaecidas en el templo en 1995, el artesonado de yesos y cañas que daban estructura a la bóveda interna, asi como los distintos motivos decorativos fueron eliminados. Dicha decoración neoclásica era proveniente de las reparaciones sufrias en el templo tras el terremoto de Lisboa y fueron diseñadas y dirigidas por el arquitecto Fernando Rosales.
De esta forma, podemos apreciar y distinguir en Santa María de las Virtudes las siguientes fases constructivas o intervenciones arquitectónicas:
Año/Década/Siglo |
Proceso |
Intervención |
1.520 ¿? – 1.556 |
Erección del Templo. Fase Original Constructiva dirigida por Martín Gaínza |
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1.556-1566 |
Revisión del Proyecto Original y Reestructuración del mismo con aumento de las proporciones del Crucero y Presbiterio por Hernán Ruiz II, Diego López Bueno y Pedro Montañes. |
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1565-1566 |
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Derrumbe de la Capilla de Bautismo. |
1755 Daños debidos al terremoto de Lisboa. Intervención del Arquitecto Fernando Rosales. Rehabilitación y Reestructuración del muro lateral Sur, Capilla de Bautismo y Torre-Fachada Parroquial. 2ª Mitad Siglo XIX Importantes problemas de sustentación reaparecen en el mismo área. Se procede al cierre del templo y a su reparación. 2ª Mitad Siglo XIX Nuevamente los mismos problemas de cimentación y de estructura se presentan en el muro sur de Santa María de las Virtudes evidenciándose un profundo daño en los muros internos y externos, así como en los pilares mudéjares que sostienen el edificio. Se procede a su alineamiento y fijación a través de un sistema de pilares moderno tanto a nivel de terreno, cimentación como en techumbre. 1º Tercio Siglo XXI Cada vez los intervalos temporales se acortan con más premura. De esta forma las deficiencias estructurales y de fijación del edificio muestran un enorme deterioro en el área que históricamente ha venido evidenciando carencias de sustentación, mostrándose con más vehemencia en el área de la Torre-Fachada del templo. |
Conclusión
Independientemente de la solución que a los problemas de cimentación, estructura y fijación den los diferentes técnicos y peritos en la materia, quienes mediante las más últimas y novedosas técnicas de análisis y estudio están procediendo a valorar y dotar al templo de la solución arquitectónica más acorde a sus deficiencias, hay una línea de continuidad histórica y de evidente carácter repetitivo que no es otra que la ubicación en si del templo, y no tanto como su propia ubicación la composición del cimiento que da sustento a la fabrica en general.
Aún en ausencia de una intervención rigurosa y científica desde el punto de vista arqueológico, y partiendo que geológicamente la ubicación de Santa María de las Virtudes es cuanto menos inestable, no sería descabellado aportar la hipótesis de que el actual edificio no se encuentra pilotado sobre una superficie homogénea y nivelada geológicamente hablando, sino que va sorteando una serie de desniveles y cavidades bajo su cimiento que en origen pudieran haberse construido a través de la técnica de relleno, bien con una argamasa de bajo contenido pétreo o bien mediante la utilización de restos de otras construcciones o elementos cerámicos, no dotando al mismo del nivel y de la estabilidad que la envergadura de la propia fábrica requiere. Intervenciones parciales desde el punto de vista arqueológico a principios del siglo XX en el área de cabecera del templo y en exteriores colindantes así lo refrendan.
Bibliografía
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Archivos y Fuentes Documentales:
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