Por Francisco Gil Rodríguez
Las tradiciones, la mayoría de las veces, se transmiten intergeneracionalmente de Padres a Hijos, y este es nuestro caso. Mi Padre, Francisco Gil Delgado, perteneció a aquel grupo de hombres, comerciantes en su mayoría, que decidieron refundar la extinta Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias que existiera en Villamartín, hasta que las monjas concepcionistas decidieron abandonar el pueblo y cerrar el Convento.
Mi Padre vivió aquellos intensos años, en los que la primera idea era recuperar la imagen de la Virgen que siempre estuvo en Las Angustias, y que fue titular de la Hermandad. Al ser imposible que la vuelta de la Virgen fuera una realidad, aquellos comerciantes, con Pepe Cabrera a la cabeza, decidieron encargar a Juan Bernabé de Brito, por aquellos entonces afincado en Arcos, que hiciera un grupo escultórico nuevo. Muchos fueron los viajes a Arcos para ver el desarrollo de los trabajos, me contaba mi Padre, y por fin en la primavera de 1953, mi Padre con su amigo Luis Moreno y otros mas, recogieron la imagen de los talleres de Brito en Arcos, transportando la Virgen en un motocarro hasta la Plaza de Villamartín, exponiendo la Virgen en el escaparate de la Confiteria de Moreno, en la Plaza, donde estuvo hasta su bendición el 3 de marzo de 1953. Esta anécdota la repetía mi Padre una y otra vez, o aquella otra en la que hermanos de la Cofradia iban hasta la Magdalena en Sevilla, donde un Cura de Villamartín les prestaba los enseres para salir el Viernes Santo, muchos de ellos aún se conservan y siguen saliendo el Viernes Santo, como el cuerpo de bocinas o el «San Pedro quiere rosquete». Al igual que los preciosos faroles que regaló a la Hermandad, Alpresa, que tenía una tienda de artículos religiosos en la calle Franco de Sevilla.
Todo ello me lo contaba mi Padre, yo los conservo y se lo he contado mil veces a mis hijos que, como es natural, también son Hermanos y Devotos de Las Angustias. Quizás uno de los momentos mas emotivos en mi vida Cofrade, sin duda fue el día en que la Hermandad tuvo a bien, ofrecer el martillo del paso de Ntra. Sra. de Las Angustias a mi Padre en la primera levantá de 1990. Parece no tener importancia, pero para nosotros es el reconocimiento de años de trabajo en la Hermandad, para nosotros fue un orgullo y para él, que en Gloria esté, todo un honor.