Informa la orden las hermanas hospitalarias, Jesús Nazareno, de Córdoba que estuvieron en la casa se ka calle los Reyes de Villamartín muchos años
Hoy, día de la Virgen de la Altagracia, se despide con profundo dolor pero con inmensa gratitud a la Hermana Agustina, quien ha partido a la casa del Padre a la edad de 103 años. Nacida el 9 de julio de 1921, perteneció durante su vida a la Comunidad de Córdoba – Casa Madre, donde falleció en esta fecha significativa. La Hermana Agustina dedicó 87 años de su vida a la profesión religiosa, caracterizados por su fe profunda y su entrega a los demás.
Durante muchos años, la Hermana Agustina sirvió con dedicación en la Casa de Villamartín, ubicada en la calle Los Reyes. En esta comunidad, dejó una huella imborrable en quienes tuvieron el privilegio de conocerla, enseñando con amor y dedicación los valores de la fe cristiana. Su vida estuvo marcada por su entrega al prójimo, especialmente como cuidadora y guía espiritual. Fue aquí donde fortaleció aún más su labor de servicio y donde muchos recuerdan su carisma y su bondad.
Como pilar fundamental de su Congregación, la Hermana Agustina inspiró a innumerables personas con su ejemplo de vida. Con una vocación intachable, forjó con su dedicación y fe la esencia de muchas generaciones. Su amor por las vocaciones y su espíritu misionero dejaron una marca indeleble en la comunidad de Villamartín y en todas las localidades donde extendió su labor.
El legado de la Hermana Agustina sigue vivo en las vidas de quienes la conocieron y en la memoria de su Congregación. Hoy, sus hermanas Franciscanas Hospitalarias la recuerdan con gratitud y evocan sus propias palabras: “El que deseé, ya lo veo; al que esperaba, ya lo poseo; estoy unida en el cielo con aquel que amé ardientemente en la Tierra”.
Descansa en paz, Hermana Agustina. Que tu ejemplo continúe iluminando el camino de quienes te recordamos con amor y admiración.